El presidente venezolano Nicolás Maduro anunció la activación integral de las Zonas Operativas de Defensa Integral (ZODI) en los estados de Mérida, Trujillo, Lara y Yaracuy, con el argumento de reforzar la soberanía nacional frente a amenazas externas. Esta decisión se produce en medio de un contexto de fuerte tensión entre Caracas y Washington, con denuncias mutuas sobre intervenciones, despliegues militares y operaciones encubiertas.

Maduro sostiene que el plan forma parte de una estrategia de defensa frente a lo que describe como intentos de “cambio de régimen” promovidos desde EE. UU. Además, denunció acciones de la CIA dirigidas a América Latina, insistiendo en que tales operaciones buscan desestabilizar países de la región. operaciones encubiertas y mantiene a Maduro bajo acusaciones de vínculos con el narcotráfico, lo que intensifica la confrontación diplomática y militar.

La medida refleja cómo el gobierno venezolano busca apelar al discurso de defensa nacional para movilizar fuerzas estatales y populares, mientras la comunidad internacional observa con preocupación el riesgo de escalada. En este escenario, cualquier acción militar directa podría desencadenar consecuencias graves no solo en el plano interno, sino también en el equilibrio geopolítico regional.

Según un reporte de The Washington Post, helicópteros de operaciones especiales estadounidenses —como los modelos MH-6 Little Bird y MH-60 Black Hawk— realizaron vuelos de entrenamiento a menos de 145 km de las costas venezolanas, en aguas del Caribe próximas a plataformas petrolíferas y zonas marítimas sensibles. La maniobra coincide con un despliegue militar más amplio en la región caribeña, con buques y aeronaves adicionales apuntando a reforzar las capacidades de vigilancia y acción ofensiva.

Un funcionario estadounidense citado en la nota afirmó que los vuelos tenían carácter de entrenamiento y descartó que correspondieran a una operación inminente de invasión terrestre. Sin embargo, la presencia de helicópteros militares en tan proximidad despierta especulaciones sobre una posible escalada, especialmente frente al anuncio de que el presidente Donald Trump autorizó operaciones encubiertas de la CIA en territorio venezolano.

Este alineamiento estratégico forma parte de una campaña mayor de EE. UU. para combatir redes narcotraficantes en el Caribe y presionar al gobierno de Nicolás Maduro, al cual Washington acusa de tener vínculos con grupos criminales como el llamado “Cartel de los Soles”. La acción ha generado críticas internacionales por la posible vulneración del derecho internacional y la ejecución de operaciones letales en alta mar sin supervisión clara.