En la madrugada del 30 de julio de 2025, un terremoto submarino de magnitud estimada entre 8,7 y 8,8 sacudió la península de Kamchatka, en el Lejano Oriente ruso. Fue el sismo más potente en la región desde 1952, y provocó alertas de tsunami en todo el Pacífico, desde Japón y Hawái hasta la costa occidental de América. Se reportaron daños en edificaciones y heridos, pero hasta el momento no ha habido víctimas mortales gracias a las rápidas evacuaciones y sistemas de alerta efectivas.
Horas después del terremoto, el volcán Kliuchevskói, el más alto y activo de Eurasia con unos 4.800 metros, inició una potente erupción. Se observó lava incandescente descendiendo por su ladera occidental, intensas explosiones y una columna de ceniza que alcanzó aproximadamente 3 km de altura, extendiéndose decenas de kilómetros en dirección al este. El cráter principal tiene unos 700 metros de ancho y el sistema incluye cerca de 80 fumarolas a lo largo del cono volcánico.
La zona de influencia del volcán, situada a unos 30 km de la localidad de Kliuchi, hogar de alrededor de 4.500 habitantes, se mantiene en estado de emergencia. Aunque no se han reportado pérdidas humanas, las autoridades continúan evaluando los daños estructurales y la actividad sísmica residual. En paralelo, se han ido desactivando gradualmente las alertas de tsunami en múltiples países, aunque persiste la vigilancia ante posibles réplicas de gran magnitud y nuevas emisiones volcánicas.