El robot humanoide Optimus, desarrollado por Tesla, ha captado la atención mundial tras la publicación de un video en el que se le ve bailando de forma autónoma, sin asistencia técnica ni efectos especiales. Según Milan Kovac, ingeniero de software de Tesla, estos movimientos fueron generados en tiempo real gracias a técnicas avanzadas como la aleatorización de dominio y el aprendizaje en simulación. Elon Musk ha proyectado un futuro ambicioso para Optimus, incluyendo su participación en misiones espaciales a Marte a bordo del Starship, consolidando a Tesla como un actor relevante en el desarrollo de la inteligencia artificial .
Además de sus capacidades técnicas, Optimus ha sido presentado como un asistente doméstico diseñado para realizar tareas como jardinería, mensajería, asistencia en la cocina y juegos de mesa. Musk incluso ha sugerido que, en el futuro, podría enseñar a niños, ampliando su utilidad más allá de la asistencia física. Con un precio estimado entre 20.000 y 30.000 dólares, Tesla busca que Optimus sea accesible para el público general, y Musk afirma que podría convertirse en “el producto más importante jamás creado” .
Sin embargo, el entusiasmo por estos avances tecnológicos contrasta con crecientes preocupaciones sobre la seguridad. A inicios de mayo de 2025, se viralizó un video en el que un robot humanoide perdió el control durante una prueba técnica y atacó a dos operadores. Aunque no hubo heridos gracias a un sistema de sujeción, el incidente generó alarma en redes sociales y reavivó el debate sobre los límites de la inteligencia artificial autónoma. Expertos han llamado a establecer normativas claras y estrictas para garantizar el uso ético y seguro de estas tecnologías emergentes .