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El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, informó que tres cazas rusos MiG-31 violaron el espacio aéreo de Estonia el 19 de septiembre, provocando una rápida reacción de interceptación por parte de fuerzas aliadas de Suecia, Finlandia e Italia. Gracias a esta respuesta coordinada, la situación no escaló a un conflicto militar.

Estonia invocó el artículo 4 del Tratado de Washington —que permite convocar una reunión del Consejo del Atlántico Norte ante amenazas a su seguridad— para activar la solidaridad entre los miembros de la Alianza. En la declaración emitida, los embajadores aliados condenaron la acción de Rusia, calificándola de imprudente, advirtiendo que incidentes así pueden conducir a errores de cálculo peligrosos.

Rutte enfatizó que la OTAN está preparada para defender su integridad territorial, asegurando que la respuesta será proporcional y que siempre se evaluará con base en la inteligencia disponible. También destacó la operatividad del sistema de defensa aliado, mencionando ejercicios recientes como la operación Centinela Oriental y maniobras con el portaaviones USS Gerald Ford, que buscan reforzar la disuasión de posibles agresiones.

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