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Maggie Smith, una de las actrices británicas más icónicas y admiradas, ha fallecido a los 89 años, según un comunicado emitido por sus hijos y compartido por su publicista, Claire Dobbs. La actriz, cuyo extenso y variado trabajo abarca desde sus papeles en el teatro hasta la pantalla grande, fue reconocida por sus actuaciones tanto en «Harry Potter» como en «Downton Abbey». Su muerte ocurrió de manera pacífica en el hospital, donde estuvo rodeada de amigos y familiares en sus últimos momentos. «Con gran tristeza, debemos anunciar el fallecimiento de Dame Maggie Smith. Ella falleció pacíficamente esta mañana, el viernes 27 de septiembre. Era una persona muy reservada y, al final, estuvo con sus seres queridos», señala el comunicado. «Deja dos hijos y cinco queridos nietos que están devastados por la pérdida de su extraordinaria madre y abuela. Queremos aprovechar esta oportunidad para agradecer al maravilloso personal del Chelsea and Westminster Hospital por su atención y amabilidad incondicional durante sus últimos días».

Smith nació en 1934 en Ilford, un suburbio de clase media en el este de Londres. Su familia se trasladó a Oxford poco antes del inicio de la Segunda Guerra Mundial, donde su padre trabajaba como patólogo en la Universidad de Oxford. Después de graduarse de la escuela secundaria, asistió a la Oxford Playhouse School de 1951 a 1953, realizando su debut teatral en una producción de «Twelfth Night» de William Shakespeare.

A lo largo de su carrera, hizo su debut en Broadway en “New Faces of 1956” y también se destacó como comediante en la revista londinense “Share My Lettuce” entre 1957 y 1958. Smith comenzó a aparecer regularmente en el Old Vic Theatre de Londres y en 1964, interpretó el papel de Desdemona en «Otelo», bajo la dirección de Laurence Olivier. Su actuación en la versión cinematográfica de 1965 la consolidó como una actriz de renombre.

En 1969, Smith ganó su primer Premio de la Academia a la mejor actriz por su interpretación de una maestra poco convencional en “The Prime of Miss Jean Brodie”, lo que la catapultó a la fama internacional. Nueve años después, recibió un segundo Oscar, esta vez como mejor actriz de reparto, por su actuación en “California Suite”, una comedia de Neil Simon. Además, fue reconocida con varios premios de la Academia Británica de Cine por su trabajo en películas como “A Room with a View” en 1985 y “The Lonely Passion of Judith Hearne” en 1987.

A lo largo de su vida, Maggie Smith se convirtió en un símbolo de longevidad en la actuación, alcanzando una fama aún mayor en sus años posteriores. Uno de sus papeles más recordados por las nuevas generaciones fue el de la estricta pero justa profesora de brujería Minerva McGonagall en “Harry Potter y la piedra filosofal” (2001), así como en las secuelas de la exitosa saga. Además, su interpretación de Violet Crawley, la condesa viuda de Grantham en “Downton Abbey”, le valió un gran reconocimiento y tres premios Emmy. Este aclamado drama de época sobre la aristocracia británica también fue llevado al cine en 2019, donde Smith volvió a dar vida a su icónico personaje.

En sus últimos años, Smith se convirtió en un modelo a seguir para muchos, mostrando cómo envejecer con gracia y dignidad. Cuando le preguntaron por qué no asistía a más ceremonias de premiación, respondió con su característico ingenio: «Realmente creo que si fuera a Los Ángeles, por ejemplo, asustaría a la gente… Ellos no ven gente mayor».

Smith estuvo casada dos veces; su primer matrimonio fue con el actor Robert Stephens, con quien se divorció en 1974, y luego se casó con el dramaturgo Beverly Cross en 1975, quien falleció en 1998. Ella deja atrás a sus dos hijos, Chris Larkin y Toby Stephens, quienes continúan su legado en el mundo del espectáculo. La noticia de su fallecimiento marca el fin de una era para el cine y el teatro británico, y su contribución al arte siempre será recordada y celebrada.

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