
La secretaria de Agricultura de Estados Unidos, Brooke Rollins, anunció que su país dejará de importar carne desde Argentina, en una medida que busca priorizar la producción nacional y proteger a los productores estadounidenses. Esta decisión se enmarca en la política comercial del presidente Donald Trump, quien ha implementado aranceles y restricciones a diversos productos extranjeros para fomentar la industria local.
La declaración de Rollins generó preocupación en el gobierno argentino, liderado por Javier Milei, debido al impacto potencial en las exportaciones de carne, un sector clave para la economía del país. En 2024, Estados Unidos fue uno de los principales destinos de la carne argentina, y la suspensión de importaciones podría afectar significativamente a los productores locales.
Aunque aún no se han detallado los mecanismos para implementar esta medida, el gobierno argentino está evaluando las implicancias y buscando alternativas para mitigar el impacto económico. La situación refleja las crecientes tensiones comerciales entre ambos países y la necesidad de estrategias diplomáticas para preservar los intereses económicos nacionales.