Recientemente, ha resurgido un video de 2011 que ha captado la atención del público, mostrando a Sean «Diddy» Combs, el famoso productor musical, invitando a los príncipes William y Harry a sus conocidas fiestas privadas. Durante su aparición en «The Graham Norton Show», Diddy, en un tono despreocupado, expresó su deseo de que los príncipes asistieran a sus celebraciones, una anécdota que en su momento provocó risas en el estudio. Sin embargo, ahora, con el trasfondo de serias acusaciones de tráfico sexual y crimen organizado que enfrenta, esta declaración adquiere un nuevo y perturbador significado.
En la entrevista, Diddy mencionó de manera humorística que había retirado a William de su lista de invitados, dado que el príncipe estaba a punto de casarse con Kate Middleton. Sus palabras reflejaban una camaradería despreocupada, y la anécdota se convirtió en parte del relato rebelde que rodeaba a los hijos de la difunta Diana de Gales. Sin embargo, en la actualidad, con Diddy enfrentando múltiples denuncias civiles por abuso y violación, la invitación a los príncipes parece tener una connotación mucho más inquietante. Este cambio en la narrativa pone en tela de juicio el verdadero significado detrás de su invitación.
En un giro alarmante, el nombre del príncipe Harry ha sido mencionado en una demanda presentada por Rodney “Lil Rod” Jones, un ex-empleado de Diddy. Jones alega que fue obligado a participar en actividades sexuales con trabajadoras contratadas por Diddy, así como sometido a acoso sexual y amenazas. La mención del príncipe en esta demanda ha desatado un torbellino mediático, generando preguntas sobre la naturaleza de las conexiones de Diddy con figuras públicas de renombre y el tipo de amistades que cultivaba en su entorno.
Aunque no hay evidencia de que William o Harry hayan asistido a las fiestas de Diddy, su último encuentro público se remonta a 2007, cuando ambos príncipes asistieron al Concierto para Diana, un evento benéfico en el estadio Wembley. Tras el concierto, se llevó a cabo una fiesta en el club Paper de Londres, donde una famosa fotografía capturó a los príncipes junto a Diddy y Kanye West. Desde entonces, no ha habido más interacciones conocidas entre la realeza británica y el magnate musical.
La caída de Diddy comenzó en noviembre de 2023, cuando su exnovia, Cassandra Ventura, lo demandó por violación y abuso físico durante su relación. Aunque el caso se resolvió rápidamente con un acuerdo monetario confidencial, sirvió como catalizador para que otras mujeres también se presentaran, sumando hasta cuatro denuncias por agresiones sexuales en su contra. Esta serie de acusaciones ha cambiado drásticamente la percepción pública sobre sus fiestas, antes vistas como eventos glamorosos, que ahora son descritas como “freak offs”, donde hombres y mujeres eran drogados y sometidos a abusos.
Mientras las investigaciones avanzan, Diddy se encuentra actualmente en prisión, esperando su juicio por los cargos de tráfico sexual y crimen organizado. Este desplome desde la cima de la industria musical ha dejado un rastro de preguntas y especulaciones sobre la verdadera naturaleza de sus celebraciones y la relación que pudo haber tenido con la realeza británica.
Las risas que solían llenar el estudio de “The Graham Norton Show” se desvanecen a medida que la historia se desarrolla, dejando solo un inquietante recordatorio de cómo una anécdota aparentemente inofensiva puede transformarse en un presagio de escándalo y tragedia. La mención de figuras públicas como el príncipe Harry en medio de estas acusaciones solo añade más complejidad a la narrativa, sugiriendo que el mundo de Diddy, lleno de glamour y excesos, puede haber ocultado secretos mucho más oscuros.