En 2025 el **déficit fiscal del Presupuesto General del Estado ecuatoriano alcanzó aproximadamente USD 4 425 millones, una cifra significativamente más alta que en 2024, cuando cerró en unos USD 2 483 millones. Esto ocurre pese a que el Gobierno de Daniel Noboa implementó varias medidas de ajuste, incluida la eliminación parcial del subsidio al diésel, diseñada para reducir el gasto, así como otras reformas tributarias en búsqueda de equilibrar las cuentas públicas.
La caída en los ingresos por exportaciones petroleras fue uno de los factores más importantes que contribuyó a esta brecha fiscal. Los ingresos de capital, impulsados principalmente por recursos petroleros, sumaron alrededor de USD 1 460 millones, cifra muy inferior a los USD 3 468 millones previstos inicialmente para el año, reflejando una reducción de la producción y de los precios internacionales del crudo, así como una menor inversión en el sector petrolero.
Al mismo tiempo, el gasto público creció, en parte por la entrega de múltiples bonos y transferencias de efectivo, incrementos en pagos de intereses de deuda y otras subvenciones diseñadas en un año marcado por eventos electorales y la Consulta Popular. Esto provocó que, a pesar de los esfuerzos de ajuste, los recursos del Estado no fueran suficientes para cubrir todos los gastos, obligando al gobierno a recurrir más al endeudamiento para financiar el déficit.