El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció la suspensión inmediata de todos los convenios energéticos en materia de gas con Trinidad y Tobago. Aseguró que la decisión responde a lo que calificó como una amenaza política de la primera ministra trinitense al convertir al país insular en un “portaaviones” del imperio estadounidense contra Suramérica.
Maduro afirmó que Trinidad “agotó sus reservas” y que la cooperación bilateral fue vulnerada por una alineación con intereses externos, acelerada por el arribo de un buque de guerra estadounidense al territorio caribeño. Además, la vicepresidente Delcy Rodríguez propuso la denuncia formal del tratado energético de 2015, argumentando que su prórroga resultó inapropiada ante nuevas condiciones políticas.
El anuncio ha generado tensión diplomática en la región, pues implica consecuencias sustanciales para proyectos energéticos compartidos y aumenta la confrontación geopolítica entre Venezuela y potencias aliadas de Trinidad. La ruptura con los acuerdos marca un paso escalonado hacia una política exterior más agresiva del gobierno venezolano frente a lo que considera acciones hostiles hacia su soberanía.