
Comprar un smartphone de segunda mano puede ser una gran opción para quienes buscan ahorrar dinero sin renunciar a un buen rendimiento, pero también implica ciertos riesgos si no se toman precauciones. Según expertos, es fundamental asegurarse de que el dispositivo haya sido “restablecido de fábrica” para eliminar configuraciones previas, datos del usuario anterior y posibles accesos remotos que comprometan la seguridad del nuevo dueño.
Otro aspecto clave es la inspección física y funcional del equipo. Esto incluye revisar el estado de la batería, los botones, la cámara, la pantalla y los puertos de carga, así como verificar que el IMEI (identificador único del teléfono) no esté reportado como robado o bloqueado. Muchos dispositivos parecen en buen estado, pero pueden tener defectos ocultos que afectan su desempeño a largo plazo.
Por último, la recomendación es adquirir estos equipos a través de plataformas o tiendas especializadas que ofrezcan garantías mínimas. Esto brinda mayor respaldo al comprador frente a fallos posteriores. Además, cada vez más usuarios se suman a esta tendencia impulsada por la economía circular, buscando extender la vida útil de los dispositivos y reducir el impacto ambiental del consumo tecnológico.